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Alfonso Mijares y Freddy Castillo agregaron 4 fotos al álbum EL PADRE MENDOZA, HEROISMO, MARTIRIO Y DIGNIDAD... de El Valle, Historia y Comunidad 2.0.
EL PADRE MENDOZA, HEROISMO, MARTIRIO Y DIGNIDAD...
Se llamó ANTONIO LUIS MENDOZA, fue abogado y sacerdote. Nació el 17 de noviembre de 1858 en Caracas, en la parroquia San Juan.
Y entre los años 1910 y 1913 fue párroco de El Valle.
Según hemos investigado, el Padre Mendoza fue lo que llamaban antes un “hijo ilegítimo”, su nacimiento fue producto de los amores entre su padre, un hombre ya casado y con hijos, con una humilde joven del servicio doméstico.
Nunca fue reconocido por su padre y nunca llevó su apellido (al parecer su padre era un señor de apellido Anderson), seguramente Mendoza es el apellido materno.
Algunas fuentes dicen que su madre lo abandonó mientras era un bebé, lo cierto es que desde muy temprano, fue criado por dos tías, hermanas solteras de su padre, quienes lo criaron “con mucho cariño y esfuerzo”.
Al parecer desde joven se destacó como un estudiante brillante y aplicado y antes de ordenarse sacerdote, estudió derecho en la Universidad Central de Venezuela, donde se graduó con honores.
Una vez graduado de abogado, comienza sus estudios como seminarista y también comienza a trabajar como secretario privado y persona de máxima confianza del célebre arzobispo Silvestre Guevara y Lira, quien fue el primer arzobispo consagrado en Caracas y “enemigo declarado del presidente Guzmán Blanco”, en aquellos años existía un enfrentamiento muy fuerte entre la jerarquía de la iglesia católica y el gobierno de Guzmán Blanco, los enfrentamientos eran frecuentes, y al calor de esos enfrentamientos, el arzobispo Guevara y Lira es expulsado del país, lo que también perjudica a nuestro Padre Mendoza, quien es obligado por el gobierno a salir de Caracas.
Es desterrado de la capital y enviado a Barquisimeto como castigo.
Viaja a Barquisimeto y Coro donde recibió las órdenes mayores (julio-agosto de 1882), es nombrado cura párroco de Tucacas, San Felipe y de Tinaco, donde además se dedicó a la docencia y regentó varias cátedras en el colegio de esa localidad.
En Yaritagua ayudó a promover la construcción del hospital de esa población, estableció la escuela nocturna “Don Bosco” y figuró como colaborador de los diarios católicos “El Ancora” y “La Religión”.
En 1897 es nombrado cura párroco de Guacara y “organizó varias manifestaciones de apoyo a las reivindicaciones venezolanas sobre la Guayana Esequiba. Escribió una biografía del general Pedro León Torres (1885) y fue escogido como orador de orden en los actos del centenario de José Gregorio Monagas (1895).
“Destacado vocero del ala renovadora del clero venezolano”, alcanzó fama nacional como orador sagrado y en base a esa celebridad y a ese reconocimiento fue escogido para clausurar el Congreso Eucarísitico de 1906.
En ese evento lanza un fuerte discurso exigiendo al gobierno de Castro, el regreso de destacados sacerdotes que estaban exiliados y en contra de la intervención del gobierno en las cuestiones de la iglesia.
De inmediato el gobierno de Cipriano Castro lo expulsó del país, tuvo que expatriarse y se exilió en Puerto Rico, algunas fuentes dicen que estuvo varios años fuera y que incluso visitó los Estados Unidos, la ciudad de Nueva York.
Pero ya en 1910 lo vemos de nuevo como cura párroco de Tucacas, San Felipe y Yaritagua por ese tiempo llevó a su congregación la imagen de La Virgen del Carmen, que él veneraba con gran fervor y la convirtió en la patrona de esas tierras.
Aún hoy su nombre y su obra es recordada en las manifestaciones religiosas de esas poblaciones:
“…En 1910 el padre Antonio Luis Mendoza, procedente de Guacara, es nombrado cura párroco de Tucacas, San Felipe y Yaritagua. Él fue quien trajo a la parroquia la primera imagen de la Virgen del Carmen e institucionalizó el culto a la patrona convirtiéndola en madre espiritual de los tucaqueños…”
“… Iglesia La Concepción: La Capilla de la Concepción fue construida por la Sociedad Amantes del Santo Cuerpo de la Parroquia de Santa Lucia a finales de 1800 e inicio del nuevo siglo a petición del Presbítero Antonio Luis Mendoza, párroco de dicha Iglesia única existencia para la época …”
“… Otra imagen de Jesucristo con mucha veneración en la región es la del Santo Cuerpo, que desde hace 119 años preside la tradición cristiana en Yaritagua. Es una imagen que en 1892, por iniciativa del presbítero Antonio Luis Mendoza, cura párroco de Santa Lucía, y con las contribuciones de la población, es adquirida en Italia. Al año siguiente llega a Caracas donde permanece un tiempo en la catedral, hasta 1894 cuando arriba a Yaritagua…”
“…Los feligreses de allá llegaron a quererlo y admirarlo pues daba incendiarias arengas libertarias desde los púlpitos de Tucacas, San Felipe, y Yaritagua, de donde llego a ser párroco…”
Para esos años (1910-1911) es nombrado PÁRROCO DE EL VALLE, y su voz no cesa de tronar valientemente en contra de la opresión, en contra del gobierno dictatorial y a favor de los pobres y de los perseguidos.
El 17 de Mayo de 1913, pronuncia un sermón donde denuncia a la tiranía, la corrupción y la inmoralidad reinante en las cúpulas del Poder y el concubinato promiscuo del dictador.
Ese mismo día es detenido y arrojado a los calabozos de “La Rotunda” donde en medio de incontables padecimientos, maltratos, vejaciones y horribles sufrimientos, pasa nueve años injustamente secuestrado por los tiranos y asesinos que gobernaban a nuestro país en aquellos años.
Allí comienza propiamente su martirio, durante un tiempo, es arrojado en infames, infectos e inundados calabozos, desprotegido, desnudo, sin abrigo y casi sin comida.
Su salud se ve comprometida seriamente, lleva adheridos a sus pies los famosos y pesadísimos grillos de las cárceles gomecistas, que impedían que caminara libremente y poco a poco minaban sus fuerzas y destruían su organismo.
Y sin embargo resiste noblemente todos aquellos maltratos, se eleva moralmente por encima de sus carceleros y por encima de los bárbaros que dominaban a Venezuela… resiste, sobrevive.
En La Rotunda da misas, ejerce de sacerdote en aquellos calabozos, proporciona fortaleza moral y apoyo espiritual a sus compañeros de prisión, poco a poco se transforma en el sostén moral de muchos, es consejero, confesor, sacerdotes, educador, padre, hermano, compañero de aquellos venezolanos que padecían la injusta prisión de los tiranos.
Así transcurren nueve años de heroísmo permanente, de sufrimientos atroces, pero sin claudicar, sin bajar la cabeza, sin perder la fe, sin maldecir, dando lección de hombría y de dignidad, da clases, atiende a los enfermos y moribundos. Está permanentemente consciente de que su conducta es ejemplo moral para muchos. Y su conducta es sobria, heroica y digna.
Allí lo conoce otro gran venezolano, José Rafael Pocaterra, quien lo menciona con frecuencia, respeto y admiración en su famosa obra MEMORIAS DE UN VENEZOLANO DE LA DECADENCIA, donde narra los tres años que Pocaterra estuvo también preso en La Rotunda.
He aquí algunos trozos de “Memorias de un venezolano de la decadencia”, en los que el gran Pocaterra nos da testimonio del Padre Mendoza en La Rotunda.
“… El padre Mendoza... Ayer estaba inmóvil, serio y triste, en mitad del patio, con la larga túnica blanca que le cubre hasta los pies y los grillos enormes. La trenza con que los sostiene es ancha y traza sobre sus espaldas ya encorvadas de anciano la dignidad de una estola. A ratos su voz entera, varonil, rica de inflexiones, resuena para recomendar calma o demandar justicia... Mientras tanto el Arzobispo Rincón González, sigue de santo varón yendo a Maracay. Los Nuncios papales se suceden en Caracas bendiciendo al régimen, recogiendo prebendas y preparando la lenta invasión del clero extranjero a Venezuela…”
“… La agonía de Ruíz comenzó anoche, ahora a las nueve la situación es desesperada… Guerrero ha conseguido que el Padre Mendoza suba a confesarlo. Pero como está engrillado, entre él y Meza, casi en vilo, (lo cargan hasta el calabozo del moribundo). A las diez sale de la celda del agonizante el Padre Mendoza. Se detiene un instante frente a mí, me pone la mano en el hombro, y los ojos arrasados en lágrimas, díceme con ese acento sonoro y profundo que es como una modalidad de su espíritu, tan erguido y viril:
-Si sale vivo de este antro…. ¡diga, cuente lo que han hecho con nosotros!-
Y lo bajan cargando, otra vez hasta el piso inferior…”
“…. Frente a unos maltratos y vejámenes que se acababan de realizar contra un detenido, el Padre Mendoza le dice en su cara al esbirro: -¡Quia gladio operatus fueratjgladia perit!...Hay una justicia suprema: Dios!...”
“… Dicen que el Padre Mendoza tenía una voz muy potente, fuerte y masculina, cuentan que durante un tiempo, todos los días, a la hora en que sus carceleros lo podían escuchar, repetía el sermón contra la corrupción la tiranía y la inmoralidad de Gómez por el que lo pusieron preso, lo decía a grandes voces…”
En enero-febrero de 1922, el Padre Mendoza es liberado junto con otros detenidos, el carcelero los va nombrando y los nombrados van saliendo, los que quedan los aplauden y les cantan el Himno Nacional, los espera la libertad, al fin salen de aquel infierno, cuenta que muy emocionado cuando ya va saliendo, el Padre Mendoza “… se vuelve solemne y nos bendice…”
Esa fue la última vez que Pocaterra ve a nuestro Padre Mendoza, luego escribiría lo siguiente:
“…El Padre Mendoza falleció algún tiempo después. En la cárcel, con los grillos y su enfermedad del corazón se la pasaba con las piernas hinchadas….
“…—Dentro de la cárcel, el padre Mendoza no dejó de cumplir como sacerdote. Ofició misas a escondidas, escuchó confesiones, dirigió oraciones comunitarias e impuso los santos óleos a quien lo necesitara. Como estaba engrillado y no podía subir escaleras, lo cargaban entre dos presos y lo llevaban en vilo a socorrer a los moribundos..”
Hay una anécdota impresionante que en aquella época fue conocida por toda Caracas. Así nos lo cuenta Pocaterra:
“… Un día de los más terribles, el Padre Mendoza, cuyo calabozo habían llenado de agua, tiritaba. Acertó a pasar Duarte Cacique, y le rogó:
-Señor alcaide, hágame la caridad de dejarme pasar algo con que arroparme”.
-Encomiéndese a Dios para que se caliente- le repuso el cuchufleta.
-Quiera Él –exclamó el sacerdote- quiera El en su misericordia que nunca pases frío como el que yo tengo-
Semanas después agonizaba Duarte Cacique de un mal rápido y misterioso. Sus dientes castañeteaban; un frio que le agarrotaba las articulaciones penetrábale hasta los tuétanos. Murió gritando: ¡Tráiganme al Padre Mendoza para que me perdone! Vayan a decirle que me perdone para poder morir tranquilo y que me quite este frío…”
Sobre su muerte existen al menos dos versiones:
- Una es sostenida por el periodista Oscar Yanes, en su libro “Amores de última página, en ella, se afirma que el Padre Mendoza murió el 5 de Julio de 1923, al siguiente día de la muerte del Juancho Gómez, general, esbirro, hermano del dictador y vicepresidente de la República, cuenta Yánez que dos horas después de la muerte del Padre Mendoza, llegó el jefe civil con órdenes de apresarlo por la muerte de Juancho Gómez.
- La otra versión es sostenida por algunos familiares y por Domingo Antonio Yepes en su obra, “Biografía del Presbítero Antonio Luis Mendoza”. En ella se afirma que murió en casa de las hermanas Anderson a finales de 1922:
“…y dicen que murió en 1922. La verdad es que, cuando ya era una piltrafa y estaba más viejo y enfermo que las propias tías, Gómez se los devolvió. Cuando Antonio Luis volvió a casa era un cadáver; no podía caminar; las piernas, deformes por los grillos, se hinchaban y reventaban con llagas sangrantes. El médico dijo que su corazón estaba muy mal. Murió en su cama, en paz con Dios. Las tías contaron que antes de morir dijo: “Yo perdono a todos los que me hicieron daño. Venezuela se salvará cuando el perdón, con la promesa de que no se repetirán los atropellos, borre para siempre el odio”. Era lo que se dice un santo…”
Finalmente.
Aquí está pues, una semblanza, sobre la vida de un gran hombre, de un abogado, de un sacerdote inteligente, culto y educado, de uno de los oradores sagrados más afamados y prestigioso de comienzos del Siglo XX venezolano, de un hombre noble, valiente, que en un momento encarnó la dignidad de todo un pueblo, el coraje cívico de una nación esclavizada por la tiranía, que supo ser cura, sacerdote, héroe y mártir.
Desde hace tiempo me llamó la atención su figura, desconocida por muchos en El Valle, su vida, su obra, su memoria, deberían haber muchos sitios que honren su memoria, escuelas, calles, fundaciones, universidades, centros de estudios, etc.
Uno se imagina el legado que dejó en los pueblos donde fue cura párroco, y donde todavía es recordado, fundó periódicos, hospitales y colegios, se dedicó a la docencia, escribió en periódicos, dejó una obra escrita, luchó por los oprimidos y por los que son perseguidos, se enfrentó a la tiranía, enseñó, dio ejemplos, en fin, que uno se imagina la obra que hubiese podido impulsar en El Valle si no hubiese sido privado de su libertad. Si hubiese tenido tiempo…
Hombres como Antonio Luis Mendoza son imprescindibles para que pueda haber destino, para que pueda haber pueblos, patrias y futuros, para que pueda haber humanidad.
Es un elevado y hermoso ejemplo de vida, de dignidad, de hombría, de principios y de amor, de fe y de valentía, hasta el final.
Aún queda mucho por decir de nuestro valiente Padre Mendoza, esperamos que esto al menos sirva para conocerlo más, para honrarlo y saber que hubo un hombre elevado y noble en nuestra pequeña historia, que también nos honra y nos ennoblece al respetarlo infinitamente y admirarlo.
En nuestra parroquia, una gran escuela lleva su nombre, es una de los centros educativos históricos de El Valle, la escuela Padre Mendoza, mas allá de eso, es muy poco lo que se conoce de este gran personaje de El Valle, con esta pequeña investigación lo que queremos en fortalecer, nuestra memoria histórica, difundiendo el conocimiento sobre nuestros grandes valores..
Creo que Antonio Luis Mendoza fue el padre que vino inmediatamente después de otro gran sacerdote vallero, el padre Chuecos, quien fue párroco de El Valle, entre 1886 y 1910. Del Padre Chuecos hablaremos pronto.
Saludos valleros.
NOTA: Este texto posteriormente lo convertiremos en un "Archivo" haciéndole su debida edición, incorporandole las fotos, algunos datos mas que tengo por allí y finalmente lo incluiremos entre los documentos que tenemos en nuestro archivo de documentos históricos valleros.

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